lunes, 19 de octubre de 2009




Para José, las encrucijadas eran su motor, su chispa para la acción. Elegir, optar, escoger ante la bifurcación, ante el dilema, era su concepto de júbilo.


Su vida-decía- era el producto de sus decisiones y, por lo tanto, no cabía en ella el azar.




Aquel domingo de agosto, Córdoba latía una primavera precoz.




José y su sobrino disfrutaban desde "Alfonsina" la vista del Paseo.




Era una invitación...




El puesto de objetos "retro" atrajo su atención . Ver los discos de vinilo lo transportó a su juventud. Tomó uno de ellos y con pudor, (el ritmo de la cumbia lo atrapaba pero le avergonzaba confesarlo), pidió escucharlo.




El Cuarteto Imperial sonó y el ritmo contagió el Pasaje... y subió por la sangre de María.
Detrás de su puesto de cuadros abstractos, los pies y las caderas de María marcaban sutiles trazos sensuales, leves movimientos cadenciosos que pintaron de azar las pupilas de José... huérfano ahora de encrucijadas.








No hay comentarios:

 
Contatori per sitocontadores web