martes, 27 de enero de 2009

TIEMPOS DE MUDANZAS, AIRES DECORATIVOS


Ana es una señora cierta.

Nació, creció y construyó una montaña de certezas. Ciertamente alta. Ciertamente firme. Con cimientos apoyados directamente sobre rocas mandatos religiosos, rocascostumbres familiares, rocasprejuicios sociales.

Profesora de matemática, suma y suma planes y estrategias para obtener siempre buenos resultados. Obsesiva y metódica. Lo que importa es el resultado, se repite a sí misma y a sus alumnos. Paso seguro uno paso seguro dos. Las dudas son equis incógnita que siempre siempre se despejan des espejan .


Ulises pinta paredes y derrumba montañas.

Como una corriente subterránea que mueve rocas y cimientos penetra en la vida de Ana a sembrar incógnitas equisdudasy.


Ella lo contrata para pintar el departamento que deja para mudarse a fin de mes.


El rompe ecuaciones estructuras resultados exactitudes a puro rodillo y brocha gorda.


Nada más sé de él.

Sí sé que a Ana ya no le interesan los resultados, los cálculos o las probabilidades.

Fluye en lo desconocido y libre de certezas, baila bajo la lluvia.

viernes, 16 de enero de 2009

GEOMETRIA SENSIBLE



Él construye violines.


Setenta partes de madera paciencia anillo de árbol álamo, abeto, cedro, fresno o peral.


Moldea. Lija. Frota. Y se queja: traen esos violines "made in china",en serie, baratos, que suenan bastante bien...


Cada fin de semana, y desde hace veinte años, está en el Paseo. Con su trabajo preciso, paciente, solitario. Y sus secretosluthier sobre barnices, tensión de cuerdas, formas de "efe" o esmaltes.


Él construye violines como si moldeara un cuerpo de mujer con la divina proporción, que es el principio de la vida.

Formas sensuales. Geometría sensible.
Porque los violines tienen alma, dice.




Ella talla espacios. Formas con ritmo. Atmósferas espaciales. Profundidades. Frágiles fronteras. Recintos. Esfumaturas. Juegos de planos. Gestos irracionales. Perfiles de ausencia. Climas de espera.


Ella pinta para estar presente en la soledad del otro. Geometrías sensibles.
Porque los cuadros tienen alma, dice

martes, 6 de enero de 2009

HISTORIA UNIVERSAL


A las tres y media Vero desciende del ómnibus. La mochila es pesada y el cuadro que lleva (abstracto gris, con toques naranjas como pidió el cliente) es de un tamaño considerable, no obstante, decide ir caminando hasta el Paseo de las Artes.

A las tres y media, Federico recorre la ciudad con su taxi, en realidad el de su papá, que él maneja los fines de semana para ganar algún dinero extra.

A las cuatro menos diez, Vero está parada en la esquina de San Lorenzo y Chacabuco a la espera del cambio de luz del semáforo.

A las cuatro menos diez, Federico avanza por Chacabuco y frena en Boulevar Illia a la espera del cambio de luz del semáforo.

A las cuatro, Vero sonríe. Es verano y Nueva Córdoba sin estudiantes, está quieta, como un gato perezoso que permite que lo acaricien mirando con un solo ojo y ningún maullido.

A las cuatro, Federico observa la Iglesia de los Capuchinos, donde duerme una mujer de edad indefinida y palomas caminando a su lado. Piensa que Nueva Córdoba en verano, tan quieta, tan ociosa, se siente como propia.

A las cinco y media, Vero termina de armar su puesto y se sienta a esperar el paso de la gente.

A las cinco y media, Federico estaciona su auto en Achaval Rodríguez y se cruza al bar del Paseo de las Artes en busca de gaseosa fresca.

A las seis y diez, Vero conecta las luces del puesto. Levanta la vista ...y ve.

A las seis y diez, Federico recorre los puestos del Paseo. En uno de ellos, hay un cuadro abstracto gris, con toques naranjas. Observa sus dimensiones considerables. Levanta la vista...y ve.


 
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