
Elisa tenía a Buzios caminándole las ganas, y vacaciones en su agenda cordobesa.
Washington tenía a Buzios oliéndole su necesidad de conseguir trabajo, y algunos conocimientos de idiomas en su hoja de vida uruguaya.
Elisa expandió sus cuadros de arte francés (los que exponía a veces en el Paseo de las Artes), en la playa do Canto, y su mirada azul en 3D en la figura de capoeira que improvisaba un niño.
Washington regresó a la playa do Canto en la embarcación donde guiaba el entusiasmo turista, entre chapuzones con estrellas de mar azules y amarillas, historias de piratas franceses y espectáculos de peces y corales.
Elisa y Washington se amaron. Durante dos meses se buzioamaron. Entre morros verdes. Entre jugos y aguas de coco. En el mar tibio. Entre ostras, langostas y caracoles.
Elisa regresó a su agenda cordobesa.
Washingthon sabe ahora de arte francés, de miradas en 3D y del amor en otras dimensiones.
2 comentarios:
qué lindo eso de encontrar nuevas dimensiones
un beso grande desde el otro lado donde aletean las mariposas
maru
Gracias! hablando de dimensiones...iniciamos una cruzada a favor de la importación del Hanami japonés?
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